Hegemonia o supervivencia de Noam Chomsky

Análisis sobre el impacto en America Latina en la era de la Inteligencia Artificial.


Hegemonía o Supervivencia: El poder de la supremacía estadounidense y su resonancia en Latinoamérica

En Hegemonía o Supervivencia, Noam Chomsky se sumerge en un análisis profundo y crítico sobre el papel de los Estados Unidos en el escenario global, diseccionando su política exterior desde la posguerra hasta la primera década del siglo XXI. A través de una combinación de historia, análisis político y crítica social, Chomsky expone cómo la nación que se autodenomina defensora de la libertad y la democracia ha perseguido, en realidad, una agenda de dominación y control sobre otras naciones, sacrificando principios éticos y legales para asegurar su hegemonía. Este comportamiento –que él define como imperialismo encubierto– impone una elección drástica para el futuro de la humanidad: hegemonía o supervivencia. El análisis de Chomsky, aunque enfocado en la geopolítica global, es profundamente relevante para México y Latinoamérica, regiones históricamente afectadas por esta agenda hegemónica.

El impacto de la hegemonía estadounidense en México y Latinoamérica

Latinoamérica ha sido uno de los principales escenarios en donde las políticas estadounidenses han demostrado el principio de hegemonía. En el libro, Chomsky desmenuza episodios de intervención en Cuba, Chile, Nicaragua, El Salvador y otras naciones latinoamericanas, donde la retórica de la libertad ha servido para justificar un amplio abanico de intervenciones económicas, militares y políticas. Este patrón de injerencia responde a un interés fundamental de EE.UU.: consolidar su influencia sobre una región rica en recursos naturales, estratégicamente importante y situada en su "patio trasero", como suelen llamarla en términos de geopolítica tradicional. Desde la Doctrina Monroe hasta el Plan Cóndor, Latinoamérica ha sufrido una suerte de dominación que Chomsky describe como imperialismo de nuevo cuño, uno que se disfraza de cooperación y de ayuda en nombre del progreso.

En el caso específico de México, las políticas económicas y comerciales, como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y su actualización en el T-MEC, reflejan una relación ambivalente y asimétrica. Mientras que estas iniciativas han incentivado la industrialización y la exportación en ciertas regiones, también han sometido a la economía mexicana a los vaivenes de un modelo extractivista que prioriza los intereses comerciales de EE.UU. y las corporaciones multinacionales. Para Chomsky, esta dinámica reafirma una estructura de dependencia y dominación donde México y otros países de la región son proveedores de recursos y mano de obra barata, sin la autonomía necesaria para decidir su rumbo económico o político.

Inteligencia artificial y el potencial de emancipación latinoamericana

El mensaje de Chomsky plantea una inquietante elección: hegemonía o supervivencia. Sin embargo, en el contexto actual, surge una tercera vía: aprovechar el auge de la inteligencia artificial (IA) para crear un nuevo camino hacia la autonomía y la transformación. La IA es una herramienta que está revolucionando la economía global y que, si es utilizada con una visión estratégica, puede permitir que países como México y otras naciones de América Latina trasciendan el rol de proveedores de materias primas o ensambladores de productos para multinacionales extranjeras.

América Latina cuenta con una población joven, talentosa y resiliente, y aunque la inversión en tecnología e innovación sigue siendo limitada, existen enormes posibilidades para que esta región participe activamente en la creación de propiedad intelectual y en la industria tecnológica global. La IA, con sus aplicaciones en sectores como la medicina, la agricultura, la industria y la educación, ofrece un terreno fértil para que los países latinoamericanos rompan con el modelo dependiente y construyan sus propias redes de valor.

Sin embargo, la materialización de esta visión requiere de políticas que promuevan la investigación y el desarrollo en IA, además de un marco legal que proteja tanto a las comunidades como a los individuos de los riesgos inherentes a esta tecnología, tales como la explotación laboral automatizada o la vigilancia masiva. Invertir en talento local y fomentar la creación de empresas tecnológicas propias son pasos críticos para avanzar en esta dirección. La clave aquí radica en construir una infraestructura que permita el acceso democrático a la tecnología, sin caer en el modelo de dependencia tecnológica que Chomsky tanto critica. Al fomentar un ecosistema de innovación autónomo, se puede reducir la brecha digital que actualmente separa a Latinoamérica de las economías desarrolladas, e incluso de algunas emergentes en Asia.

La IA como herramienta para redefinir la soberanía

La IA también ofrece la oportunidad de redibujar el concepto de soberanía en la era moderna. Las tecnologías avanzadas permiten una gobernanza y gestión de recursos más eficiente, lo que es especialmente importante en un continente con grandes recursos naturales pero una economía dependiente del exterior. Por ejemplo, mediante la utilización de IA en agricultura, se puede mejorar la producción de alimentos, preservando al mismo tiempo el medio ambiente y optimizando el uso de recursos hídricos, uno de los temas más urgentes en países como México. La IA permite monitorear y analizar el uso de los recursos naturales, creando una estructura de gobernanza que priorice la sustentabilidad y la justicia social, en lugar de la explotación extractiva que históricamente ha caracterizado las relaciones de Latinoamérica con el mundo desarrollado.

La tecnología también podría facilitar el avance hacia una democracia más directa y participativa en la región, disminuyendo la dependencia de intermediarios en la toma de decisiones y empoderando a las comunidades. Este nuevo enfoque de la tecnología puede actuar como un contrapeso a los intereses corporativos extranjeros, permitiendo que las comunidades locales sean quienes determinen el destino de sus propios recursos y productos.

Retos y desafíos en la era de la IA

No obstante, sería ingenuo pensar que el desarrollo de la IA en Latinoamérica no encontrará obstáculos. Al igual que las corporaciones y gobiernos en el norte global utilizan la tecnología para consolidar poder e influencia, estas mismas fuerzas buscarán limitar el avance tecnológico autónomo de la región. Como Chomsky señala, la hegemonía no solo se sostiene mediante la fuerza militar, sino también a través del control sobre el conocimiento, la educación y la tecnología. En este sentido, la IA es un campo de batalla más en la lucha por la soberanía intelectual y económica.

Uno de los grandes desafíos es la brecha educativa que persiste en muchos países latinoamericanos, la cual limita el acceso al conocimiento necesario para el desarrollo tecnológico. Asimismo, el poder económico de los gigantes tecnológicos y el influjo de capital extranjero en el sector tecnológico de Latinoamérica pueden perpetuar una nueva forma de colonialismo digital, en la cual las naciones de la región solo se convierten en consumidores de la tecnología, sin alcanzar una autonomía real.

Chomsky nos deja una advertencia clara: la hegemonía implica una subordinación continua, y solo la autonomía permite la supervivencia digna. En el contexto de Latinoamérica, y en particular de México, esta advertencia cobra un nuevo significado en la era de la inteligencia artificial. En lugar de resignarse a ser un engranaje más en la maquinaria de poder global, la región tiene la oportunidad de construir una industria tecnológica propia y de utilizar la IA como una herramienta para alcanzar una soberanía verdadera.

Esto me lleva a pensar que en este mundo cada vez más polarizado, América Latina necesita redirigir sus esfuerzos hacia la creación de un modelo de desarrollo que promueva el bien común y la independencia económica. La IA puede ser el vehículo que permita a México y a sus vecinos emerger como una potencia tecnológica y no solo como fuente de materias primas. Es un llamado a la acción para que los gobiernos, las empresas y la sociedad civil latinoamericana adopten esta tecnología no como una herramienta de explotación, sino como un medio de liberación y transformación social.

La hegemonía y la supervivencia no tienen que ser elecciones mutuamente excluyentes si la región es capaz de redefinir su papel en el sistema global.